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domingo, 26 de agosto de 2018

Cada judío es responsable por los otros


Esta parashat Nitsavim-Vaielej (Devarim 29:9-31:36) nos introduce en Rosh Hashaná y despide el año precedente. Al final de sus días, el preclaro Moshé Rabenu deja a su pueblo al que ha conducido durante cuarenta años a través del desierto, como un padre a sus hijos. Él sabía qué decir y su deseo final y testamento está preparado para ser impartido a su pueblo. 
En opinión del rabino S.Benzaquén, “esto resuena hoy más que nunca. Mirando hacia el pasado, él debe usar cada minuto que le queda de su vida para impartirles las direcciones del pasado, para asegurar un futuro duradero, para las generaciones venideras”.
“La única forma-añade-en que podemos garantizar que esto se transmita en forma directa es que cada uno escuche el mensaje de participación. –Tú estás firme este día-.Es un día de juicio. El futuro es brillante y prometedor sólo cuando ellos nunca olvidan las lecciones del pasado y solamente fue la falta de unidad lo que perjudicó sus objetivos. El plan maestro para su éxito habrá de ser:-Hacerlos participar en el acuerdo.-Moisés habló de todas las categorías de judíos. Desde los jefes de sus tribus hasta los aguateros. La única oportunidad para el pueblo judío de llegar a cumplir este acuerdo y poder mirar hacia un futuro exitoso habría de ser el estar cohesionados. A partir de ese día ningún método que no fuera la responsabilidad mutua podría tener éxito. Es esta interrelación de responsabilidad mutua del Kol Israel Arevim ze lazé (cada judío es responsable por los otros) entre los distintos estratos de nuestro pueblo.-Este día antes del gran día del juicio debemos emerger victorioso contra todos los adversarios espirituales y físicos-".


jueves, 10 de septiembre de 2015

Netzavim

Harav Yerahmiel Barylka.

Reflexiones del Rav Yerahmiel Barylka*

Moshé advierte a su pueblo contra un tipo de pecador a quien considera como particularmente nocivo: “No sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo” (Devarim 29:18), en otras palabras, que no sea hallado en ti aquel cuya actitud y conducta introduzca una raíz venenosa en el jardín de la fe. Uno podría imaginar que esta enérgica condena - “una raíz venenosa” - sea seguida por una lista de crímenes horribles y pecados imperdonables perpetrados por la persona así designada, sin embargo, estamos un tanto sorprendidos por lo inesperada suavidad de las fechorías que comete quien es una “raíz venenosa”.
La Torá lo describe como quien cuando oiga los términos del juramento del pacto, se va a felicitar y tranquilizar a sí mismo, diciendo todo ‘estará bien y tranquilo conmigo, porque yo voy a seguir los pensamientos y puntos de vista de mi propio corazón’. “Si alguno de ustedes, al oír las palabras de este juramento, se cree bueno y piensa: “Todo me saldrá bien, aunque persista yo en hacer lo que me plazca”, provocará la ruina de todos”. “No querrá .A. perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de .A. y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y .A. borrará su nombre de debajo del cielo.