lunes, 3 de julio de 2017

La pureza de ideales de Am Israel


En esta parashat, que se lee esta semana (Balak, Bamidbar 22:2-25:9),  se nos narra el intento de Balak de destruir al pueblo de Israel  y él sabe que no lo conseguirá mediante la guerra porque D-s está con Israel. Así pues, recurre luego a Bilam, profeta de los gentiles que alcanzó el mismo grado de sabiduría y profecía que Moisés.  Balak entendía, que por ello podría maldecir al pueblo elegido, en el preciso momento que existe en cada día, que todos ignoraban pero que sólo Bilam conocía. Según explica Jack Suli, “hay un instante en el día que todo aquello que se pide se cumple… Y Bilam sabedor de todo ello lo intentó”.
Cabe preguntarse por qué D-s concedió la profecía a un malvado. La respuesta reside en que el Todopoderoso, demostrando Su equidad, de la misma manera que dio a Moisés como profeta de Israel, así también lo dio a Bilam como profeta de los gentiles.
Cuando Bilam intentó maldecir al pueblo, brotaron de su boca dulces palabras pues el pueblo de Israel es el bendecido, ya que D-s le dijo a Abraham: “Y te haré por un pueblo grande y te bendeciré y engrandeceré tu nombre y será bendición”.
Suli escribe que “fue así que, entre otras cosas, Bilam expresó:-He aquí un pueblo que solo habitará y entre las naciones no será considerado-. Este aserto parece cumplirse a carta cabal a través de la historia y es de actualidad en esta época. En cada momento histórico queda evidente la soledad del pueblo de Israel entre las naciones del mundo.
Por otro lado, cuando Bilam nota el recato que reinaba en el pueblo de Israel, dado que las carpas se daban la espalda entre sí, expresó: “Cuan hermosas son tus carpas Yaakov, tus moradas Israel”.
Jack Suli saca a colación un hecho significativo. Sucedió cierta vez-narra-que unos eruditos de la Ley Divina, en vísperas de Shabat, terminaban de purificarse con el baño ritual, cuando advirtieron que frente a ellos venían unos gentiles, que al ver a los eruditos expresaron: “Crucemos a la otra vereda para no impurificarnos con éstos”. Agobiados por lo que habían pasado, se dirigieron a su maestro contándole lo acontecido. El maestro se echó a reír y les acotó: “deberían estar contentos, ya que con eso se cumple-he aquí un pueblo que solo habita y entre los gentiles no será considerado”. Ellos ayudaron con este acto a que se cumpliera en ustedes este versículo.


Coligo con Jack Suli en que “el pueblo de Israel deberá mantener siempre la pureza de sus ideales, resguardando su cultura y, por ende, sus valores. A nosotros nos toca decidir morar a solas y “ser”. Ser lo que hemos prometido y haremos prometer a la generación siguiente para mantenernos firmes en nuestros ideales sin que nada n nadie haga doblegar la esencia de esa chispa que se mantiene dentro de cada judío, en la esencia misma de cada hebreo.